Una empresa que opera como un jugador en capas se caracteriza por su especialización en generar valor añadido de forma única para distintas cadenas de valor en múltiples mercados y sectores.
Al centrarse en esta fase específica, la empresa puede beneficiarse de economías de escala y lograr una producción más eficiente en comparación con sus competidores.
Además, al desarrollar un conocimiento especializado en esta área, la empresa puede mejorar la calidad de sus productos o servicios y destacarse en el mercado por su expertise y eficiencia operativa.