La estrategia de precios flexible permite al comprador fijar el precio de un producto, incluso pagando nada si así lo decide.
En ocasiones, el vendedor establece un precio mínimo o sugerido para orientar al cliente.
Esta modalidad de negocio brinda al consumidor la posibilidad de influir en el costo, lo que a su vez beneficia al vendedor al atraer a más clientes, dado que se satisface la disposición de las personas a pagar.
A pesar de que esta práctica es poco común, debido en parte a normas sociales y morales, resulta una excelente herramienta para atraer a nuevos consumidores gracias a su carácter innovador y a la participación activa del cliente en la fijación del precio.