Dentro del paradigma descrito, la empresa se centra principalmente en identificar y potenciar aquellas fortalezas clave que le otorgan ventaja competitiva en su cadena de valor.
Para lograrlo, externaliza y coordina con precisión el resto de las actividades de la cadena de valor, confiando en socios externos para realizarlas de manera eficiente.
Esta estrategia le permite a la empresa reducir costos y aprovechar las economías de escala generadas por sus proveedores especializados.
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Además, se ha comprobado que al poner énfasis en desarrollar y fortalecer las competencias fundamentales de la empresa, se logra un mejor desempeño en términos de eficiencia, calidad y satisfacción del cliente.
Al centrarse en lo que la empresa hace mejor, se maximiza su capacidad para crear valor y diferenciarse en el mercado.
Esta estrategia también puede traducirse en una mayor innovación, agilidad y capacidad de adaptación a los cambios del entorno empresarial.
En resumen, el enfoque en las competencias fundamentales y la externalización selectiva de la cadena de valor son pilares clave de la estrategia de la empresa orientada al éxito a largo plazo.