La externalización e internalización de actividades son estrategias que las empresas pueden utilizar para cambiar su modelo de negocio y lograr una ventaja competitiva en el mercado.
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La externalización, también conocida como outsourcing, es el proceso mediante el cual una empresa delega algunas de sus actividades o procesos a proveedores externos especializados.
Esto puede incluir servicios de contabilidad, recursos humanos, tecnología de la información, entre otros.
Al externalizar estas actividades, las empresas pueden reducir costos, aumentar la eficiencia y acceder a expertos en áreas específicas.
Por otro lado, la internalización implica traer de vuelta actividades o procesos que antes fueron externalizados.
Esto puede deberse a diversas razones, como la necesidad de mayor control sobre ciertas operaciones, la búsqueda de una mayor integración de procesos o la insatisfacción con el servicio proporcionado por los proveedores externos.
Ambas estrategias tienen sus ventajas y desventajas, y la decisión de externalizar o internalizar actividades dependerá de los objetivos y las necesidades específicas de cada empresa.
En última instancia, el objetivo es optimizar la estructura operativa de la empresa para mejorar su rendimiento y competitividad en el mercado.