La lealtad del cliente hacia un proveedor se ve reforzada por la limitación de opciones disponibles, lo que resulta en una especie de encierro dentro del universo de productos y servicios ofrecidos por dicho proveedor.
Esto puede dificultar o hacer costoso para los clientes cambiar a otro proveedor, ya sea debido a tarifas de cambio elevadas o a la complejidad tecnológica que impide una transición sin problemas.
Esta práctica, a menudo respaldada por mecanismos de bloqueo o trabas, garantiza que los clientes se queden con el proveedor actual, incluso si no están completamente satisfechos con los productos o servicios.
La interdependencia entre los diferentes productos o servicios ofrecidos también contribuye a esta retención, ya que los clientes pueden sentirse atrapados en un ecosistema que dificulta la adopción de alternativas externas.
En resumen, el proveedor utiliza diversas estrategias para mantener a los clientes dentro de su esfera y evitar que se vayan a la competencia, lo que a su vez garantiza su fidelidad a largo plazo.