La digitalización de un producto o servicio es un proceso fundamental en el mundo actual, donde la tecnología juega un papel crucial en nuestra vida diaria.
Este proceso implica la transformación de elementos físicos en versiones digitales, lo que permite una entrega más ágil y conveniente.
La clave de la digitalización radica en asegurar que la transición no afecte negativamente la propuesta de valor para el consumidor, es decir, que la eficiencia y las mejoras implementadas a través de la digitalización no disminuyan la calidad percibida por los consumidores.
En un escenario ideal, la digitalización no solo optimiza la distribución y accesibilidad de un producto o servicio, sino que también añade valor al mismo, mejorando la experiencia del cliente y la satisfacción general.
Este enfoque busca equilibrar la eficiencia operativa con la excelencia en la entrega, garantizando que la digitalización sea un proceso positivo tanto para la empresa como para los consumidores.